Pensaba qué postear
Había estado leyendo bibliografía: ...que lo ideal es postear todos los días, qué cómo tener un blog exitoso, y todo tipo de consejos publicitarios... -Propaganda, no publicidad; rectificaría inmediatamente un amigo anarko..
Claro, eso, ¿cómo saber de qué estamos hablando?
No se me ocurría nada..
Prendí un cigarrillo y salí a caminar (navegar). Agarré por el caminito de los
tilos, muchas veces tomo ese camino para salir a caminar, no sé, será el aroma que en esta época suele marcar algunos rumbos, o será simplemente porque ha sabido depararme unas lindas caminatas.
Cuestión que terminé leyendo -por diversas confluencias que ameritaron una lectura línea por línea- un post acerca de los
porteros automáticos. Decía que como en la ciudad de Buenos Aires los porteros automáticos ya no funcionan para abrir desde el depto. la puerta de calle -por razones, justificadas quizás, de seguridad-, la circulación, la comunicación, se ven trabadas, interrumpidas, incomodadas por ese 'bajar a abrir'.
"Reinan la desconfianza y el miedo", decía.
Hablaba después de un "presentimiento" de que algo de esto sea lo que pasa en la W2 ("aquí", decía), y hablaba de la dificultad para crear nuevas redes, como si del mismo modo exigiésemos que algún conocido 'le baje a abrir' para dejar entrar a alguien.
Me quedé pensando. Decidí que ése había sido hoy el motivo de mi caminata. Me eché hacia atrás y encendí otro cigarrillo.
Durante mi breve y reciente experiencia en la w2 -me refiero a habitar la web como algo más que una fuente de consulta o de recursos-, me fui dando cuenta que mi criterio de confianza se iba construyendo parecido a: confío en lo que no me hace perder el tiempo. Ya fueran sitios (webs, blogs, redes), personas o hallazgos nominativos (etiquetas). Confío en lo que no me decepciona, en lo que ha sabido filtrar, evaluar; en lo que me ayuda a distinguir lo notable de lo ordinario.
Me acordé del
dilema de los prisioneros. En el que se plantea algo así como que la confianza mutua beneficia igualmente a ambos, la desconfianza mutua perjudica igualmente a ambos, y la confianza defraudada beneficia más que la confianza mutua al defraudador y perjudica más que la desconfianza mutua al ingenuo.
Cuando descubrí este dilema leí algunos artículos sobre su aplicación a la Teoría de los juegos. Recuerdo particularmente una reflexión que se hacía inspirada en un Campeonato entre computadoras programadas con diferentes algoritmos de estrategia frente al dilema de los prisioneros iterado. Decía algo así como que las estrategias poco inteligentes, por ejemplo confiar siempre, perjudicaban a todos -no sólo a sí misma- al fortalecer a las estrategias odiosas, por ejemplo desconfiar siempre.
Me quedé pensando
¿qué actitud adoptar cuando no sabemos muy bien de qué estamos hablando? ¿cómo administrar la confianza y la cautela? ¿qué gestos sabremos inventar para evitar la interrupción de 'bajar a abrir' sin permitir tampoco que "nos atraquen"? ¿qué signos para no depender de un conocido (propietario/miembro)?
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