"Muchos se quejaban de que los sabios se expresaban siempre mediante símiles, inservibles para la vida cotidiana, que es la única que tenemos. Cuando el sabio dice: «Ve al otro lado», no quiere decir que tenga uno que cambiar de acera, lo cual, al fin y al cabo, se podría conseguir si el resultado valiera la pena, sino que se refiere a no se sabe qué legendario otro lado, algo que no conocemos, que él mismo no puede precisar y que, por lo tanto, no puede sernos de mucha utilidad. Todos esos símiles solo quieren decir, en realidad, que lo incomprensible es incomprensible, y eso ya lo sabíamos. Pero los asuntos a los que nos enfrentamos cada día son otra cosa muy distinta.
A esto replicó uno: ¿Por qué os resistís? Si hiciera caso a los símiles, os convertirías en símiles vosotros también, y con ello os libraríais de las fatigas cotidianas.
Otro dijo: Apuesto a que eso también es un símil.
Dijo el primero: Has ganado.
Dijo el segundo: Pero por desgracia solo en el símil.
Dijo el primero: No, en la realidad; en el símil has perdido."
[Kafka, Fragmentos póstumos. (1922)]
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